Las mujeres en un mundo laboral en transformación

 

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer es la oportunidad idónea para celebrar y resaltar los esfuerzos y pequeños cambios que se dan día a día.

 

Promovidos no solo por grandes instituciones o personalidades reconocidas sino por las mujeres del común, mujeres de a pie, que trabajan por reducir y vencer barreras y brechas de desigualdad.

 

En el contexto de la globalización, que trae consigo transformaciones para el mercado laboral, donde se busca responder a nuevas necesidades dadas por la revolución digital, la diversidad de tipologías en el trabajo y la inestabilidad de fuentes de ingreso a partir de nuevas políticas fiscales y comerciales, es necesario avanzar en la promoción del empoderamiento económico de las mujeres.

 

Este reto ha sido asumido por diferentes actores, como organizaciones internacionales y organizaciones del tercer sector pero sin duda, es esencial la actuación de los estados, desde sus instituciones. Es desde la administración y los buenos modelos de gobernabilidad que se adquiere mayor compromiso ante la gigantesca tarea de trabajar en pro de la igualdad de género y el desarrollo a través de los planes de acción nacional.

 

Se ha evidenciado el papel activo que la mujer representa en la sociedad y en la economía de los países donde su incorporación al mercado laboral ha significado una evolución y dinamismo para este. Prueba de ello es el importante cambio social, cultural, económico y de desarrollo que la mujer lidera pues cada vez más se identifica como protagonista de aquellos procesos y cambios que abanderan causas como reducir brechas salariales (actualmente del 24% a nivel global) y la eliminación de estereotipos en la sociedad. Es decir, toma una posición activa en las iniciativas mundiales sobre el desarrollo siendo motor y un agente de cambio.

 

Es por esta razón, que hoy más que nunca, se requiere fomentar el empoderamiento de las mujeres desde las primeras fases de crecimiento y educación, con el fin de acabar definitivamente las prácticas tradicionales nocivas y las disparidades de género que existen alrededor del mundo, lo que supone una redistribución de roles y tareas de manera equitativa entre hombres y mujeres, y el reconocimiento del trabajo no remunerado, realizado en las tareas propias del cuidado del hogar que por tanto tiempo ha sido delegado al género femenino.

 

Por tanto, este tipo de iniciativas y transformaciones abogan por una mayor visibilidad y una verdadera representación de las mujeres en todo tipo de escenario y espacios. Esto implica mayor participación política puesto que sin representación equitativa, la definición de democracia se ve afectada y es de esta manera que, como sujetos activos en la toma de decisiones, las mujeres pueden contribuir a erradicar toda forma de discriminación iniciando desde las propias instituciones del Estado.

 

En definitiva, no es un solo día del año el que trabajamos pro de este tipo de causas sino por el contrario se asume un total compromiso en la búsqueda de las condiciones para que mujeres y niñas en cada rincón del mundo tengan igualdad de oportunidades y para esto es indispensable que tanto Gobiernos como organizaciones e instituciones internacionales establezcan como punto central dentro de sus agendas, la igualdad de género, la eliminación de la violencia contra la mujer y la no discriminación, para de esta manera potenciar a las mujeres en el mundo laboral, reducir la pobreza y alcanzar un desarrollo sostenible e inclusivo.

 

Erika A. Torres