Juventud Solidaria y Cultura de Paz

 

En octubre de 1999, se adoptó la Declaración y Programa de acción, por medio del cual se promueve la Cultura de Paz. Se convirtió así en un mandato universal para la promoción de la NO violencia y a su vez, para la difusión de un concepto plasmado en la Constitución de la UNESCO “puesto que las guerras nacen de la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde debe erigirse los baluartes de paz”.

 

La paz, no puede entenderse sólo como la ausencia de conflictos, sino que su concepto va más allá. Para que se configure una verdadera paz, es necesario que converjan diversas circunstancias, como, por ejemplo, procesos participativos, escenarios de diálogos y mecanismos de resolución de conflictos en ambiente de entendimiento y cooperación. Todo ello permitirá, alcanzar una paz duradera, enfocada en la protección eficaz de los Derechos Humanos y en el desarrollo y progreso de sociedades sostenibles.

 

A través de esta línea de trabajo, la AMI elabora contenidos y propuestas entorno a los retos que supone la construcción de paz y la complejidad de los escenarios de postconflicto. Mediante ello, se pretende analizar las diferentes medidas legales y los aspectos estructurales concernientes a la cultura de paz, educación para la paz y la articulación de mecanismos nacionales, regionales e internacionales que inciden en el buen gobierno de la paz y la promoción de convivencia con respeto.

 

Jóvenes. Hoy en día, 1800 millones de personas integran la población joven, la generación más grande de la historia. De ahí, la importancia de potenciar las capacidades de los jóvenes y resaltar su importante contribución para una sociedad sostenible, dado que son ellos los que contribuyen a la resiliencia en sus comunidades, proponen soluciones innovadoras, generan progreso social, inspiran al cambio político y son agentes de cambio para la promoción y avance de los ODS.

 

Está línea, se encarga de crear y desarrollar programas específicamente destinados a los jóvenes potenciando cambio y desarrollo social a través de la acción civil. Se promueve la aplicación de los valores y principios universales, la dinamización del colectivo juvenil y la participación social de los jóvenes. Adicionalmente, se fomenta la formación de equipos de trabajo que mitiguen los discursos de odio, brindando herramientas útiles para la convergencia cívica y el ejercicio de la solidaridad y la democracia.